La primavera, esa temporada de renacimiento, ya está aquí… y se percibe entre nosotros, cierto? Al igual que la naturaleza se despierta después del invierno, cada uno de nosotros alberga “brotes verdes” de potencial y esperanza para nuestro futuro y el de las personas que amamos.
La vida a veces nos hace descuidar estos brotes, nuestros sueños y talentos. Pero la primavera nos recuerda que debemos cuidarlos y permitir que florezcan.
Ayer, en nuestra liturgia en CASA, sentimos un nuevo aire, o por lo menos yo lo sentí. Será un atisbo de una renovación espiritual? Fue un recordatorio de que, al igual que la naturaleza se renueva, nosotros también podemos crecer y renovarnos.
Celebremos nuestra diversidad y valoremos nuestras diferencias. Cada uno de nosotros tiene algo único que aportar en esta CASA.
En esta primavera, comprometámonos a regar nuestros brotes verdes y a permitir que florezcan. La magia está en descubrir y cuidar lo mejor de nosotros mismos y de los demás.
¡Feliz primavera! Que las fotos de nuestra liturgia reflejen ese nuevo aire y esa renovación que todos experimentamos.